Ya
estamos aquí, antes de continuar conduciendo vamos a ver cómo nuestro cuerpo
reacciona a la intoxicación por consumo de alcohol.
De sobra sabemos que el bebedor de
whisky anterior, recordáis, aquél que marchó a casa en taxi, inició su periplo
a los cinco minutos de haber bebido el primero y alcanzó su máximo nivel
entre los 30 y los 90 minutos de haberlo tomado.
A partir de ese momento, comienzó a desaparecer lentamente el alcohol de la
sangre hasta su completa eliminación.
Para representar el proceso
evolutivo a través del tiempo de las concentraciones de alcohol en sangre vamos
a utilizar una curva que va a
representar en su eje vertical la
cantidad de alcohol tomado en gramos y en el
eje horizontal el tiempo en horas transcurrido hasta su completa
eliminación.
Supongamos que durante las
cuatro primeras horas nuestro bebedor ha
estado celebrándolo y tomando whisky Al llegar a casa prefiere acostarse y mañana Dios dirá.
Durante las cuatro primeras horas la
cantidad de alcohol en sangre aumentará rápidamente – es lo que denominamos
fase ascendente-. Entre 30 y 90 minutos después de la última copa, la curva
parece estabilizarse durante un corto periodo de tiempo – llamado meseta-. Es aquí
cuando la alcoholemia comienza a bajar lentamente –fase descendente-, hasta la
completa eliminación del alcohol en sangre. En condiciones normales puede
llegar a tardar hasta 19 horas después de la última copa.
Con bebidas fermentadas
(vino, cerveza etc.) la absorción es más lenta que en las bebidas destiladas
(ginebra, ron o whisky). Además si a estos destilados los combinamos con
bebidas gaseosas o bebidas calientes pueden favorecer la rapidez de aparición de los primeros síntomas.
" Alcoholemia, no gracias te va a enseñar cómo
librarte de la alcoholemia y no morir en el intento." Mediante:
Una experiencia vivida:
Cierta mañana sobre las
siete teníamos un punto de verificación en los extrarradios de mi ciudad
cuando, del escaso tráfico que había, los pocos vehículos que pasaban eran
trabajadores del turno de mañana de una gran fábrica cercana. Uno de ellos le habían realizado la prueba de
aproximación y había pasado a la segunda prueba por dar una tasa alta.
Aparentemente no
presentaba síntoma alguno, su aspecto era normal, recién duchado y afeitado con
olor a bálsamo y un trato cordial. La tasa final que arrojó era de 0.40 mg/l
aire expirado. Tasa que negaba constantemente pues lo único que había tomado es
el colacao de todas las mañanas.
La explicación es clara,
me confesó que la noche anterior había estado hasta las dos de la mañana
celebrando el cumple de su mujer junto con sus familiares y amigos en donde
habían degustado ciertos vinos de la nueva cosecha. Digamos que cuando se
acostó, tras beber lo que en gana le pareció, ya que estaba en su casa y no
debía rendir cuentas a nadie, la alcoholemia estaba en la fase de meseta y al
ralentizarse todo su organismo mientras dormía la fase de descenso se extendió
considerablemente arrojando cinco horas
después tasas por encima de los límites permitidos para conducir.
Alcoholemia, no gracias. Te pone en alerta y necesita que saques conclusión de este detalle pues el
alcohol residual de la noche anterior puede pasarte factura, aunque tu aspecto y
sintomatología sea perfecta.
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